miércoles, 14 de septiembre de 2011

  ( ... continuacion)
 
  Para terminar con este tema hablaré ahora de los anticuerpos. Los anticuerpos son proteínas que reconocen partículas extrañas al organismo y se les adhieren para que el sistema inmune se deshaga de ellos de manera mucho más eficiente.
  
  Los anticuerpos se dividen en varios tipos diferentes, y cada uno cumple con una función específica. Por ejemplo: a IgA la encontramos en mucosas, como la boca, el intestino y las vías respiratorias, la IgG e IgM en la sangre y la IgE en las respuestas alérgicas.



Como podemos apreciar en este gráfico, los anticuerpos producidos por los diferentes vertebrados varían con la complejidad del organismo, así podemos ver en el extremo izquierdo que en los peces se produce pocos tipos de anticuerpos. Dichos anticuerpos son diferentes y se considera que son precursores de los anticuerpos que encontramos en vertebrados superiores.



En el extremo derecho de la gráfica podemos ver que las aves ya cuentan con tres tipos diferentes de anticuerpos, mientras que los mamíferos poseen 5 tipos diferentes, el tener más tipos de anticuerpos hace que nuestro sistema inmune tenga más mecanismos para defenderse. Cuando nos aliviamos de una enfermedad los anticuerpos se quedarán para protegernos en caso de que el virus o bacteria vuelva a ingresar a nuestro organismo, gracias a esto el sistema inmune actuará de manera más rápida, los organismos que carecen de anticuerpos tienen que valerse solamente del sistema inmune innato, el cual por si solo es menos eficiente.



Gracias a esta comparación observable de los diferentes sistemas inmunes podemos ver que hay una especie de caminito, el cual al ser recorrido desde los seres vivos más simples a los más complejos, se hace evidente como el sistema inmune va adquiriendo mayor complejidad. Y no solamente eso, sino que además todos los mecanismos encontrados en los seres más simples serán conservados o mejorados en los organismos más complejos. Esta filogenia del sistema inmune por sí misma es una demostración muy sólida de la teoría de la evolución, sin embargo esta explicación no viaja sola, ya que el registro fósil, el desarrollo embrionario, la comparación de ADN de diferentes especies y la presencia de órganos vestigiales son todos evidencia que apuntan hacia una misma conclusión: La evolución es verdadera.

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